jueves, 2 de agosto de 2018

Escrito: Sin razón aparente




Les comparto un escrito mío de hace unos años...

11/Diciembre/2014


La verdad es que en estos momentos mentiría diciendo que quiero hablar con alguien. Lo cierto, es que no tengo ánimos; es como si me hubieran sacado todo el aire de los pulmones. Me siento, vacía, extraña… tal vez, un poco, sola.
¿Me gusta la soledad?, no, a nadie le gusta la soledad, solo se disfruta el momento de tener tiempo para uno mismo, pero, la soledad es oscura… vacía, justo como estoy ahora.
Me estoy deteriorando, poco a poco, empiezo a notar como mis extremidades fallan, cada vez me falta más el aire, me canso con facilidad… La ansiedad, regresa por instantes, que me parecen años…
A veces, me gustaría poder ser de otra forma, ser más sistemática, algo más superficial. Sin tantas palabras, aunque muchos me consideran en ese aspecto, creo que no lo soy. Hablo demasiado, tanto que molesto a las personas, incluso las harto. Y lo peor de ser así es que puedo notar su disgusto.
Si tuviera la oportunidad de cambiar algo, que un ser, una situación, lo que sea, me diera esa oportunidad, cambiaría eso… la forma en que me relaciono con el mundo, lo que siento… como lo expreso.
No me gusta, me siento incomoda, cuando inicio una conversación, pienso en que todo lo que diga es absurdo, aburrido y estúpido. A nadie le interesa de lo que hablo… nunca han demostrado cierto interés por lo que digo, ni siquiera yo misma. Por eso callo, prefiero escuchar que hablar.
De nuevo regresa a mí la sensación de abandono, de tristeza… pero es un sentimiento diferente a otros, es extraño… es como si sintiera que extraño algo, pero no logro saber que es.
Quiero ser de otra forma, no estoy conforme con lo que soy a veces, como dije, nunca sé de qué hablar… soy muy rutinaria, aburrida… no tengo nada interesante que decir, a menos que sean mentiras… lo cual no sé decir, porque me considero una persona que intenta ser siempre cien por ciento honesta…
Pero la verdad, los demás, incluyéndome a mí, me consideran algo que no soy… creo que ahora entiendo algunos términos que me referían hace poco… del por qué las personas se hacen expectativas sobre algo, o alguien y luego se desilusionan… eso pasó conmigo, con mi confianza… estoy dudando.
En cuanto a los demás, ellos me pintan como una persona seria, callada y en ciertos momentos, por mis contestaciones corteses, grosera… yo no me acerco ni un poco a la altanería, ni siquiera a la lógica.
 En cambio, me gustaría ser así, mis padres… ellos piensan que soy una persona “madura”, en el buen sentido de la palabra, que soy enfermiza, físicamente hablando, y que tengo un nivel muy alto de conocimiento sobre muchos temas, y otras cosas que, personas de mi edad, o incluso más grandes no saben. Y además de eso, me considero arrogante.
Y justo ahora, a las diez con cuarenta de la noche que son, me considero cien por ciento, arrogante, déspota y egocéntrica. me gusta pensar en mí misma… mucho más de lo normal, creo que tanta enfermedad me ha hecho fijarme más de la cuenta en lo que hago, lo que digo, lo que niego, lo que siento… incluso en lo que como.
Ahora me cuestiono mucho más, hablo menos, expreso igual… ¿Dónde?, ¿Por qué?, ¿Cuándo?, ¿De qué?, ¿Cómo?,  ¿De qué?
Preguntas, preguntas y más preguntas rondan en mi cabeza zafada. Preguntas que no tienen sentido alguno, ni tampoco respuesta. Hay cosas que no entiendo, y otras que no quiero entender.
Le doy vueltas a todo, soy cobarde, de nuevo lo admito, hoy a las diez con cuarenta y cuatro de la noche que son, admito que soy cobarde, doblemente cobarde.
No diré el motivo por el que creo serlo, sin embargo, lo soy. Soy cobarde, y me avergüenza admitirlo. ¿Qué si soy orgullosa?, claro que sí, depende de la situación, quién esté conmigo y todo el tramite ese…
Pero no tanto como para alertarme, aún me considero rescatable, aún me considero remendable, y curable… cien por ciento.
De nuevo, hoy, diez con cuarenta y seis de la noche que son, me considero, enferma mental. Tomando medicina como una pobre psicópata con medicamento controlado.
Me siento como un suicida, con la opción de matarse, pero sin hacerlo, teniendo las armas frente a mí, entonces, si no lo hago, ¿no soy suicida?, si solo lo pienso, ¿sigo sin ser suicida?, no entiendo.
Bueno, hoy a las diez con cuarenta y siete de la noche que son, me voy a dormir, siento como he quitado un peso de encima de mi cuerpo, al soltar estas pocas palabras, he sentido un poco de alivio… por ahora, puedo dormir tranquila pensando que tal vez, aún hay solución, para mí.
Así de egocéntrica, así de cobarde, así de orgullosa, así de enferma, así perfeccionista, así de seria, así de altanera, así de grosera, así de callada, así de habladora, así de molesta, así de suicida, así de todo lo que soy y lo que no soy, y lo que me han dicho que soy…
Me voy a dormir, con la mente en blanco. Sin ningún pensamiento, sin ninguna emoción de satisfacción, solo alivio y un terrible vacío, incapaz de ser llenado, sin razones aparentes, solo pasó. Como pasa todo aquí. Sin razón aparente, solo como es en realidad. Como debe ser, como debe suceder.
-         K 10:53 p.m.

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